La retroalimentación es una parte esencial del aprendizaje, pero no toda es productiva. En el presente articulo hemos recopilado las cinco mejores prácticas para dar retroalimentación a los estudiantes y que esperamos sean de utilidad en tu práctica docente.
En
los últimos años, la investigación ha confirmado lo que la mayoría de los
maestros ya sabían: proporcionar a los estudiantes comentarios significativos
puede mejorar en gran medida su aprendizaje y rendimiento.
El
profesor James Pennebaker de la Universidad de Texas en Austin ha estado
investigando los beneficios de las pruebas frecuentes y la retroalimentación
que genera. Explica que, en la historia del estudio del aprendizaje, el
papel de la retroalimentación siempre ha sido central: “Cuando las
personas intentan aprender nuevas habilidades, deben obtener alguna información
que les indique si están haciendo lo correcto o no. El aprendizaje en el
aula no es una excepción. Tanto el dominio del contenido como, lo que es
más importante, el dominio de cómo pensar requieren un aprendizaje de prueba y
error”.
La
desventaja, por supuesto, es que no todos los comentarios son igualmente
efectivos e incluso pueden ser contraproducentes, especialmente si se presentan
de manera únicamente negativa o correctiva.
Entonces,
¿cuáles son exactamente las formas más efectivas de utilizar la
retroalimentación en entornos educativos?
Aunque
no hay una respuesta rápida o fácil a esta pregunta, aquí hay cinco consejos para
brindarles a los estudiantes el tipo de retroalimentación que aumentará la
motivación, se basará en el conocimiento existente y los ayudará a reflexionar
sobre lo que han aprendido.
1. SEA LO MÁS ESPECÍFICO
POSIBLE
En
una revisión de la investigación disponible titulada " El poder de la retroalimentación ",
los profesores de la Universidad de Auckland, Helen Timperley y John Hattie,
destacan la importancia de proporcionar a los alumnos información específica
sobre lo que están haciendo bien o mal.
Por
ejemplo, comentarios como "¡Buen trabajo!" no le dice al alumno
lo que hizo bien y, de la misma manera, una declaración como "No del todo
todavía" no le da ninguna idea de lo que hizo mal y cómo puede hacerlo
mejor la próxima vez.
En
cambio, los investigadores sugieren tomarse el tiempo para proporcionar a los
alumnos información sobre qué hicieron exactamente bien y qué es lo que aún
puede necesitar mejorar. También señalan que puede ser útil decirle al
alumno lo que está haciendo de manera diferente que antes.
¿Ha
cambiado o mejorado el desempeño de un estudiante desde la última vez que lo
evaluó? Hágale saber al respecto, incluso si todavía tiene un largo camino
por recorrer.
2. CUANTO ANTES, MEJOR
Numerosos
estudios indican que la retroalimentación es más efectiva cuando se brinda de
inmediato, en lugar de unos pocos días, semanas o meses después.
En
un estudio que analizó la retroalimentación demorada
versus la inmediata , los investigadores encontraron que los
participantes que recibieron retroalimentación inmediata mostraron un aumento
significativamente mayor en el rendimiento que aquellos que recibieron
retroalimentación demorada.
Otro proyecto
de investigación, de la Universidad de Minnesota, mostró que los
estudiantes que recibieron muchos comentarios inmediatos podían comprender
mejor el material que acababan de leer.
Por
supuesto, no siempre es posible proporcionar retroalimentación a los
estudiantes en el momento, pero definitivamente es mejor cuanto antes.
3. ABORDE EL AVANCE DEL ALUMNO
HACIA UNA META
Timperley
y Hattie señalan que la retroalimentación efectiva generalmente se orienta en
torno a un logro específico por el que los estudiantes están (o deberían estar)
trabajando. Al dar retroalimentación, debe quedar claro para los
estudiantes cómo la información que están recibiendo los ayudará a progresar
hacia su meta final.
4. PRESENTE LOS COMENTARIOS
CON CUIDADO
La
forma en que se presenta la retroalimentación puede tener un impacto en la
forma en que se recibe, lo que significa que, a veces, incluso la
retroalimentación con las mejores intenciones puede resultar equivocada y
reducir la motivación del alumno.
El
psicólogo y autor Edward Deci ha identificado tres situaciones en las que la
retroalimentación podría ser contraproducente:
Cuando
los alumnos se sienten monitoreados demasiado estrictamente: si los alumnos
sienten que están siendo monitoreados demasiado de cerca, pueden ponerse
nerviosos o cohibidos y, como resultado, desconectarse del aprendizaje.
Cuando
los alumnos interpretan la retroalimentación como un intento de controlarlos:
los alumnos a veces pueden interpretar la retroalimentación como un intento de
controlarlos o decirles cómo deberían hacer algo en lugar de una guía sobre
cómo mejorar.
Cuando
los alumnos sienten una sensación incómoda de competencia: los comentarios
compartidos en un entorno grupal pueden hacer que los alumnos sientan que
tienen que competir con sus compañeros. Esto puede ser otra fuente de
desconexión en el aprendizaje.
Para
evitar estas situaciones, Deci sugiere explicar completamente el propósito de
cualquier monitoreo y asegurarse de que los alumnos entiendan cómo la
retroalimentación está destinada a ayudarlos a competir contra sus propios
mejores resultados personales en lugar de competir entre ellos.
5. INVOLUCRAR A LOS ALUMNOS EN
EL PROCESO
No
se puede subestimar la importancia de involucrar a los alumnos en el proceso de
recopilación y análisis de datos basados en el desempeño. Pennebaker
dice: “Los estudiantes deben tener acceso a la información sobre su
desempeño... En el nivel más amplio, los estudiantes necesitan saber si
realmente dominan el material o no. Brindarles información sobre las
formas en que estudian, leen, buscan información o responden preguntas puede
ser invaluable”.
Cuando
los estudiantes tienen acceso a esta información, desarrollan una conciencia de
su aprendizaje y son más capaces de reconocer errores y eventualmente
desarrollar estrategias para abordar los puntos débiles por sí mismos.
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