Apreciables maestras y maestros de educación básica, me da mucho gusto saludarles y participar con ustedes. Los lenguajes son construcciones sociales dinámicas que favorecen el desarrollo cognitivo, emocional y valorar de las personas, y que posibilitan la realización de actividades cotidianas como pensar, expresarse, comunicarse, informarse, crear vÃnculos, generar identidades personales y colectivas, desarrollar conceptos, dialogar y crear.
Los lenguajes oral, escrito y artÃsticos son el objeto de aprendizaje de este campo y se abordan, analizan y estudian en el uso siempre con un propósito y destinatario reales, a través de la participación en prácticas sociales en distintos ámbitos de la actividad humana, dentro y fuera de la escuela, considerando procesos graduales de acuerdo con el desarrollo de niñas, niños y adolescentes.
En sentido, los lenguajes son tanto un medio para el aprendizaje como un objeto de estudio. Las prácticas sociales de los lenguajes constituyen un saber colectivo y dinámico que va estableciendo modelos, recursos y elementos según las circunstancias y propósitos, e implica géneros discursivos que modelan aquello que se dice y hace.
En el caso de las lenguas indÃgenas y de las tecnologÃas digitales, el dinamismo de las prácticas sociales de los lenguajes está generando prácticas letradas que deben auspiciarse desde la escuela, motivo por el cual se requiere propiciar un aprendizaje situado acorde con dichas prácticas, según las particularidades de cada comunidad.
Al trabajar con los contenidos de este campo formativo, el personal docente tiene que organizar las lenguas presentes en la escuela en función del perfil sociolingüÃstico de niñas y niños, para distribuir el aprendizaje de lenguas maternas y segundas lenguas, ya sea el español, lenguas indÃgenas, artÃsticos, inglés como lengua extranjera o, en su caso, lenguajes alternativos como la lengua de señas.
En ese sentido, se plantea que en la fase dos, las niñas y niños vivan los procesos de aprendizaje en su lengua materna, mientras que de las fases tres a las seis, se busca que avancen en el desarrollo de una segunda lengua, especialmente niñas, niños y adolescentes indÃgenas. En el caso de las comunidades donde conviven diversas lenguas nacionales, es imprescindible considerar la equidad en el aprendizaje y en el empleo de estas, asà como la valoración de todas.
Hay que recordar que aunque las niñas y niños lleguen a la escuela con un dominio avanzado de su lengua oral materna, la escuela debe contribuir mucho a la continuidad de su desarrollo. Aunque el español sea impuesto históricamente ya desplazado a las lenguas indÃgenas, la escuela tiene la misión de propiciar una formación justa y de generar tanto oportunidades de uso como actitudes positivas hacia su empleo dentro y fuera de la escuela.
El aprendizaje de los lenguajes oral, escrito y artÃsticos se refuerza mediante el trabajo con los contenidos de este campo y su vinculación con las de los otros tres. Estos lenguajes son herramientas para abordar conocimientos, por lo que no tiene sentido postergar o dedicar menos atención al aprendizaje de unos contenidos sobre otros hasta que haya dominio de la escritura.
Mediante la oralidad, lectura, sensorialidad, percepción y composición, las niñas y niños y adolescentes tendrán la oportunidad de interactuar, analizar y producir creaciones individuales o colectivas que entrelacen los contextos en los que se desenvuelven, para que reconozcan, comprendan y usen la diversidad de formas de expresión y comunicación que les permitan realizar relaciones de sentido y significado a través de sistemas lingüÃsticos, visuales, gestuales, espaciales y sonoros, entre otros.
Respecto a las finalidades de este campo formativo, es relevante subrayar que están orientadas a que el estudiantado se apropie, desarrolle de manera gradual, razonada, vivencial y consciente un conjunto de saberes, conocimientos y habilidades para que utilicen una o más lenguas, dependiendo de su contexto sociolingüÃstico, para satisfacer necesidades e intereses, participen en prácticas de los lenguajes en múltiples ámbitos de sus comunidades, empleando reflexivamente sus respectivos elementos y recursos.
Deben ser capaces de conversar en situaciones formales e informales, plantear con claridad y asertividad sus opiniones, dialogar con base en argumentos, expresar las posibles diferencias ante las opiniones de otros y tomar acuerdos, valorar positivamente tanto las lenguas propias de su comunidad como cualquier otra, independientemente de que sean o no hablantes de esta, manifestando orgullo por las lenguas propias y respetando cabalmente la diversidad étnica, cultural y lingüÃstica.
Deben reflexionar sobre la veracidad de la información que circulan distintos medios, revisar más de un punto de vista y tomar posturas ante los temas de su cotidianidad, usar reflexiva y crÃticamente las tecnologÃas digitales con fines comunicativos, informativos y recreativos, interactuar, analizar, aprender, compartir y desarrollar un gusto selectivo por diversas manifestaciones culturales y artÃsticas.
Es fundamental que tanto niñas y niños monolingües como bilingües posean un conocimiento comunicativo al menos elemental de otra lengua nacional o extranjera. Maestras y maestros, hemos llegado al final, no me queda más que agradecer su atención. ¡Hasta pronto!
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