Compañeras y compañeros, mi nombre es Gloria Vanessa Sandoval Díaz. Trabajo en la escuela primaria Agripin García Estrada, ubicada en el municipio de Chimalhuacán en el Estado de México, y actualmente atiendo el grupo de tercer año.
Desde mi experiencia, en ocasiones la evaluación se vive como un proceso riguroso y complejo que como docentes debemos realizar en diferentes momentos para determinar los aprendizajes de las alumnas y los alumnos y, a partir de esto, emitir un juicio. Sin embargo, la evaluación es más que un número. La evaluación debe considerar el proceso de cada estudiante, en el que incluso aquello que se ha considerado como un error se convierta en una oportunidad para aprender y enfrentar las dificultades. Desde esta perspectiva, la evaluación implica a los estudiantes como agentes activos de su proceso de aprendizaje, valorando y reflexionando sobre qué quiero aprender, qué dificultades se me presentaron, cómo puedo mejorar, entre muchos cuestionamientos más.
Quiero compartir con ustedes algunas actividades que he implementado con mi grupo en el transcurso de este ciclo escolar, las cuales podríamos decir que enmarcan una metodología por proyectos. Durante el tercer año de primaria, uno de los trabajos con los estudiantes consiste en fortalecer el desarrollo del pensamiento matemático a través de la resolución de problemas complejos de la vida real. Para ello, es importante que cada una de las situaciones que planifiquemos esté dotada de un sentido conceptual y de la progresión serial, pero sobre todo una vinculación con su contexto inmediato.
Con ayuda de los padres de familia, organizamos un reality de matemática en el que en cada estación los estudiantes tenían que resolver un conjunto de operaciones en las que se implicaba el sentido numérico, el pensamiento algebraico, la forma, el espacio y la medida. En este reality, combinaron el ingenio y la destreza, poniendo a prueba un conjunto de habilidades como el pensamiento crítico, la solución de problemas, la toma de decisiones, el manejo de la información, la imaginación espacial, la atención y la concentración, así como su capacidad de organizarse para poder ganar.
Analizando el reality, los familiares que participaron nos compartieron cuáles de estas actividades destacaron, cuáles eran sus fortalezas y áreas de oportunidad que observaron en el grupo. Llegar a este momento implicó un trabajo continuo en cada niña y niño, porque durante las clases la mayor parte de mis estudiantes sabía que 3 por 5 era 15, pero si les preguntaba por qué 15 y no otra cantidad, pocos podrían comprender y explicar este problema. Esta operación, que aparentemente es muy simple de resolver, conlleva un conjunto de actividades que les deben permitir ir más allá de la memorización de las tablas de multiplicar.
Este es solo un ejemplo de cómo llevar a cabo un reality como parte de las actividades finales de un tema. No se limitó solo a este momento, sino que durante el proceso, la preparación, todas las actividades y situaciones fueron el pretexto perfecto para observar, preguntar e indagar cuáles eran las dificultades que se les presentaban a los estudiantes y, más importante aún, cómo superamos y cómo vimos esos errores para nuestra reflexión.
En relación con la evaluación formativa que día a día debemos considerar en nuestro quehacer docente, espero que estas experiencias les sirvan para implementar desde su propia experiencia nuevas formas de enfrentar los retos que nos presenta el nuevo plan de estudios. Conociendo en este ciclo escolar, pero que seguramente trabajaremos el próximo año.
Muchas gracias por su atención.
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