Saludo a todas las maestras y maestros.
Mi nombre es Pablo Francisco Hernández Galán, soy maestro del Estado de Veracruz, de una escuela multigrado, y atiendo los grados de cuarto, quinto y sexto. Vengo a compartir con todos ustedes algunas reflexiones sobre la evaluación formativa desde la perspectiva docente.
Los contextos en los que se encuentran inmersas nuestras escuelas determinan muchas de las acciones que implementamos con nuestros estudiantes día a día. Conocer la realidad de nuestros alumnos, sus familias, así como las características de la comunidad, nos permite tomar decisiones pedagógicas y metodológicas para el desarrollo de nuestros proyectos didácticos.
La evaluación es un elemento indispensable en nuestro quehacer docente. Es un proceso fundamental que nos permite analizar los procesos de enseñanza y el aprendizaje que se realizan en la educación. Particularmente, la evaluación formativa permite acompañar a los estudiantes en su proceso de aprendizaje de conocimientos, habilidades y actitudes. Esto, paralelamente, ayuda al maestro a reflexionar sobre su proceso de enseñanza, permitiéndole contar con referentes para rediseñar sus estrategias y actividades.
Las escuelas multigrado tienen una mayor cercanía con la vida de sus estudiantes, ya que por las condiciones culturales, geográficas y de organización, nos permite conocer el contexto de la comunidad en la que se encuentran inmersos nuestros alumnos, posibilitando adaptar proyectos y metodologías acorde a las necesidades situadas, con el único objetivo de generar un impacto más allá del aula.
Estas metodologías planteadas ahora por la nueva escuela Mexicana son flexibles, y es la evaluación formativa la herramienta pedagógica que nos permite tomar decisiones orientadas a alcanzar los objetivos, de acuerdo a las características de nuestros estudiantes.
Por ejemplo, comparto con ustedes la experiencia que tuvimos al aplicar proyectos escolares en nuestra escuela primaria. Esto permitió una gran cantidad de aprendizajes con los alumnos, involucrando a los padres de familia y vecinos de la comunidad. El objetivo de nuestro proyecto era generar un impacto en el medio ambiente de nuestro contexto, desde la creación de huertos escolares en la escuela y en la casa de nuestros alumnos, y concluir con la venta de estas hortalizas en un mercado escolar.
Sin embargo, gracias a la evaluación formativa de las actividades que se realizaron de manera constante, pudimos agregar a nuestras actividades grupos de expertos en los temas de nuestros alumnos, como nutriólogos, doctores e incluso tuvimos extranjeros en nuestro trabajo. Viajes de estudio, reforestación de áreas verdes dentro de nuestra comunidad, así como excursiones muy interesantes para nuestros alumnos. Esto generó un aprendizaje de mayor trascendencia en ellos y una gran motivación en su quehacer diario.
Sin duda, la nueva escuela mexicana prioriza la evaluación formativa como el proceso que nos permitirá tomar decisiones correctas en el aprendizaje y la enseñanza de nuestros estudiantes en cualquier momento de su proceso de aprendizaje. Esto, sin duda, será una herramienta de enorme potencial y flexibilidad en el proceso educativo, contribuyendo a la formación del pensamiento crítico de docentes y alumnos, a la transformación y al crecimiento solidario en comunidad.
Enfatizar el trabajo y el aprendizaje colaborativo será uno de los grandes retos de los docentes de nuestros países. Compañeros y compañeras, con gusto comparto con ustedes esta experiencia.
Muchas gracias.
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